Empecé a trabajar con 18 años en Maher, en el negocio de mi familia, con mi tío Enrique Martínez. Me llamo y me apellido como él, entonces surgían malentendidos cuando me llamaban por teléfono. Si no era para mí, era para mi tío. Si no era para mi tío, era para mí…

Entonces un día que teníamos muchísimo trabajo, se escuchaba en la cocina Enrique, Enrique, Enrique y no sabíamos a cual de los dos llamaban. Además, había mucha tensión en el pase de servicio. En ese momento, mi tío Enrique paró el servicio de la cocina y dijo: “A partir de ahora, éste es Enrikito”. Y con Enrikito me quedé.

A mi madre no le hace mucha gracia, pero a mí sí porque siempre he escuchado esos diminutivos en mis primos, y es muy típico de Cintruénigo.

Siempre recordaré el día en que me mandaron a la Cooperativa de Hostelería de Navarra a comprar. Como no tenía mucha confianza en ese momento con ellos, pues me quedé esperando. A la media hora, me preguntaron qué necesitaba y les digo que vengo del Maher.

Entonces, me dicen: “¿Tú eres Enrikito?”. Lo que pasaba es que esperaban a un niño pequeño, por eso de Enrikito, y aparecí yo con mi 1,87m.

Al dejar el Maher y empezar a trabajar en Pamplona en el restaurante del Hotel Iruña Park, al principio me llamaban Enrique Martínez, algunas vez Enrikito, otras veces Junior, también Enrique Jr. Pero ya cuando decido montar mi negocio, siempre de la mano de mi tío y de Maher, decido crear mi propia línea de trabajo.

Y si no puedes con el enemigo, únete a él.

 

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Y así es como, desde 2015, empiezo a usar Enrikito en las chaquetillas y delantales. En ese momento, también sale a la luz el logo de la empresa, que juega con la K de Enrikito y el cuchillo, porque siempre he escrito Enrikito con K. Es mi punto punky. A día de hoy, Enrikito es una parte de mí y de mi línea de trabajo.

Estoy muy orgulloso de mis raíces, de venir de donde vengo, de mi familia y en especial de mi tío. Y también estoy orgullosísimo de llamarme y apellidarme Enrique Martínez Burón.

De ahí viene el nombre de la empresa Debure.

Como no quería que mi nombre estuviera asociado a un único proyecto, y pensando en que nunca se le da la relevancia que se merecen las madres, y más en relación con la cocina, quería usar mi segundo apellido Burón y jugar con la idea de “de Burón”, devorar, comer.

Debure nace de “Debur” y de la “E” de Enrique.

Es un pequeño homenaje a mi madre y un guiño a todas esas madres en la sombra de este negocio.

Al final, Debure es una mezcla de Enrique, mi faceta más íntima, y Enrikito, mi lado canalla y más atrevido que se puede ver en mi trabajo.

Busco a través de mi trabajo hacer feliz a la gente por medio de una gastronomía desde un punto de vista muy personal y distinto. 

Me parece interesante que le guste ese punto canalla a la gente que trabaja conmigo. Es interesante ser informal, romper las reglas, los protocolos para crear nuevas reglas. Pero siempre respetando al cliente y al producto.

Lo bueno de Enrikito es que es un tío divertido que intenta pasárselo bien trabajando. Si no me riera trabajando, creo que no sería Enrikito.